El que un planeta sea habitable o no depende de muchos factores. Puesto que la única forma de vida que conocemos es la nuestra, basada en la existencia de agua, todas las investigaciones sobre las posibilidades de encontrar vida extraterrestre pasan por la existencia de este compuesto. Cualquier podría pesar en estas circunstancias que los científicos se equivocan si se restringen meramente a estas formas de vida. Correcto. Sin embargo, hasta la fecha, es la única forma que sabemos que funciona y, por ello, dedicamos todos nuestros esfuerzos a encontrar algo similar a lo que tenemos aquí, en nuestra casa, la Tierra.
En ese contexto, hoy el equipo de científicos del telescopio espacial Kepler ha anunciado el descubrimiento de un planeta tipo terrestre (2.38 veces el radio de la Tierra) que se presume cubierto de agua aunque serán necesarias más observaciones para verificarlo. El principal problema para ello es que aún no saben su masa con lo que no pueden determinar una densidad media que les permita saber la cantidad de agua que hay en el planeta. Kepler-22b orbita, además, alrededor de una estrella de tipo solar aunque algo más pequeña y fría. Lo hace a una distancia que permite la existencia de agua líquida es su superficie (ni muy cerca de la estrella como para que se evapore toda ni muy lejos como para ser un planeta helado). Y esto es lo que hace a este planeta especialmente interesante.
Si bien es cierto que llegar hasta allí nos llevaría un viaje de 600 años a la velocidad de la luz (aunque habría que ir algo más lento si no queremos vernos inmersos en un cúmulo de despropósitos relativísticos), el simple hecho de que en menos de 20 años desde el descubrimiento del primer exoplaneta hayamos sido capaces de encontrar análogos terrestres nos indica el gran esfuerzo que se esta haciendo en la ciencia y las capacidades de los científicos. Esperemos que pronto hayan más anuncios como estos sobre planetas aún más parecidos a nuestra Tierra.
jlillo
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