Seguramente muchos de vosotros estéis ahora conectados a internet en vuestro portátil con una red inhalámbrica, sin cables, sin ataduras, con libertad de movimiento. Cómodo, ¿verdad? Pues veréis, como bien nos avanzó Rubén Herrero en la explicación de su artículo en Acercando la Astronomía (ver enlace), esta tecnología fue descubierta por un ingeniero australiano llamado John O’Sullivan dedicado a una rama de la Astrofísica denominada Radioastronomía.
Resulta que O’Sullivan andaba buscando detectar la explosión de mini agujeros negros cuando, por necesidad, tuvo que desarrollar una nueva técnica de procesado de imágenes más eficiente y precisa. Esto fue la base para la invención de una forma de conectar remotamente diferentes aparatos: lo que hoy conocemos como tecnología WiFi. O’Sullivan pertenece a la organización para la investigación científica e industrial de la Commonwealth (CSIRO) que, tras varios años de lucha con diferentes empresas, consiguió la patente de la tecnología inalámbrica, reportando más de mil millones de euros a la organización científica en 2012 en compensación por la utilización de la patente sin su permiso.
Esta tecnología es, hoy por hoy, imprescindible en nuestras vidas. No sólo nos hace la vida muchísimo más cómoda en el hogar, con teléfonos móviles y tablets, ordenadores, impresoras, etc., sino que ha permitido la realización de operaciones médicas en línea controlando robots, equipos de seguridad (cámaras, micros, etc.), telecomunicaciones, etc. En definitiva, un invento de la astronomía para todos.
jlillo
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