La estrella más cercana a nuestro Sistema Solar, Próxima Centauri, es una estrella fría que forma parte de un sistema estelar triple. Hace cuatro años, un equipo de investigadores detectó movimientos en esta estrella que sólo podrían atribuirse a un pequeño planeta de masa similar a la Tierra, denominado Próxima b. Y no sólo eso, este planeta estaba situado en la zona de habitabilidad de Próxima Centauri, es decir, en una órbita ni muy lejana ni muy cercana a la estrella, de modo que el agua, de haberla, podría estar en forma líquida en su superficie. La información que se empleó para detectar esta señal correspondía a instrumentos de alta precisión. Y aunque la señal era inequívoca, había un problema: la estrella en sí corresponde a un tipo de estrellas que se caracterizan, entre otras cosas, por ser muy activas. Esto no significa que haga mucho ejercicio sino que sus campos magnéticos son muy intensos y complejos, produciendo manchas y zonas de actividad magnética en la superficie de la estrella que finalmente contaminan la señal que recibimos en nuestros instrumentos.
En un estudio que publicamos hoy en la revista Astronomy & Astrophysics, confirmamos la naturaleza planetaria de Proxima b mediante observaciones del nuevo instrumento del Observatorio Europeo Austral, ESPRESSO. Este instrumento construido por institutos suizos, italianos, portugueses y españoles (por eso no podía tener otro nombre) es vanguardia en la técnica que utiliza. ESPRESSO es capaz de medir cambios en la velocidad a la que se mueve una estrella de hasta 10 centímetros por segundo, la velocidad a la que se mueve, por ejemplo, una tortuga. Y es que resulta que según aprendimos de las leyes de Newton, no sólo la estrella ejerce una fuerza gravitatoria sobre el planeta sino que el propio planeta hace lo mismo con la estrella. Como el planeta es mucho menor, la fuerza que ejerce sobre la estrella es muy pequeña. Aún así, la hace bailar alrededor de un punto ficticio al que llamamos centro de masas con una velocidad que depende de la masa del planeta y lo lejos que esté de la estrella. En el caso de Próxima b, este planeta que tiene una masa sólo un 10% mayor que la Tierra, hace que la velocidad de su estrella varíe unos 2 metros por segundo (unos 7 kilómetros por hora).
Próxima Centauri es además una estrella activa. Pero con ESPRESSO, hemos podido “corregir” la contaminación que esa actividad genera en los datos para poder desenmascarar la señal del planeta, oculta entre el ruido magnético. Las observaciones son de una calidad exquisita y nos abren una puerta no sólo a la detección de nuevos mundos sino también a la investigación en profundidad de los planetas que ya conocemos. Hemos podido medir la masa de Próxima b con un error equivalente a diez veces la masa de la Luna, cuando antes sólo podíamos atisbar la señal. Además, las observaciones nos permiten poner límites a la existencia de otros planetas alrededor de esta estrella. Por el momento podemos asegurar que no existen otros planetas más masivos que un tercio de la masa de la Tierra alrededor de Próxima Centauri con órbitas inferiores a un año. Pero sí hemos detectado una señal con un periodo de unos 5 días que podría corresponder a un planeta muy pequeño. Sin embargo, la señal es aún muy débil como para poder confirmar la existencia de otro planeta interior al ya conocido.
El futuro con este instrumento es muy prometedor. Sus primeros descubrimientos están siendo un hito en el campo de la exploración exoplanetaria y seguramente revolucionarán nuestra comprensión sobre la formación y evolución planetaria. Además, en el contexto astrobiológico, la detección de este hermano planetario de la Tierra es muy relevante. Más aún cuando, según explicamos ayer en este post, las probabilidades del surgimiento de vida en planetas de características idénticas a la Tierra son relativamente altas. La búsqueda continúa.
jlillo
Artículo originalmente publicado en el blog “Cuaderno de Bitácora estelar” de madri+d: https://www.madrimasd.org/blogs/astrofisica/2020/05/26/134641
Artículo científico disponible en: https://arxiv.org/abs/2005.12114
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