Descubrimientos del mes: Diciembre/2019

El último mes de la década 2010-2019 nos ha dejado algunas noticias astronómicas muy interesantes y relevantes para estar muy pendientes en el futuro cercano. Ahí van tres de ellas:

El hombro de Orión se desvanece…

Imagen de la nebulosa de Orión. La estrella Betelgeuse es la estrella rojiza más brillante de la imagen, situada en la parte inferior izquierda. Representa uno de los hombros del cazador en la constelación de Orión, que en esta imagen estaría tumbado.

Betelgeuse es la novena estrella más brillante del cielo. Si sabéis identificar la constelación de Orión, Betelgeuse es la estrella que representa el hombro izquierdo de el cazador. Esta estrella está en una fase muy peculiar, previa a su muerte final: la fase de supergigante roja. En ella, la estrella de doce veces la masa de nuestro Sol ha aumentado su tamaño hasta ser ¡casi 900 veces más grande que nuestro astro! Esto significa que colocada en el Sistema Solar, Betelgeuse alcanzaría la órbita de Marte. De hecho, la estrella es tan grande que es una de las pocas estrellas además del Sol de la que hemos podido obtener una imagen directa de su “superficie” (la inmensa mayoría de estrellas están tan alejadas comparadas con sus tamaños que a nuestra vista son simplemente puntos en el cielo). En la siguiente figura (izquierda) se muestra la imagen obtenida por el interferómetro VLTI de la ESO (situado en el Observatorio de Paranal, Chile) donde se pueden distinguir algunas estructuras en la atmósfera de Betelgeuse (fuente: ESO). A la derecha, una recreación de la atmósfera de una supergigante roja.

La etapa de supergigante roja es muy convulsa. Tras haber acabado con las reservas de hidrógeno en su núcleo (que es el combustible inicial de todas las estrellas), las capas externas se expanden desbocadamente y el núcleo empieza a fusionar el siguiente elemento de la tabla periódica: el helio. Mientras tanto, las capas externas se agitan cual líquido en una batidora, mezclando el material de las capas más profundas de la estrella y empujándolo hacia las capas más externas en un proceso al que llamamos convección. Mientras que en el Sol este proceso proceso ocurre en pequeñas celdas, en una supergigante como Betelgeuse estas celdas convectivas son de tamaños abrumadoramente grandes (podéis ver una simulación en este vídeo). Desde el mes de Octubre de 2019, este monstruo estelar parece estar apagándose: su brillo ha decrecido más de una magnitud astronómica (es decir, la cantidad de luz que nos llega es un 40% inferior de la que nos llegaba antes). Si bien es normal ver fluctuar ampliamente el brillo de este tipo de estrellas, la disminución a la que estamos asistiendo en directo es muy diferente a las que ya habíamos visto antes. La comunidad científica está en alerta porque este tipo de comportamientos son precursores de un estallido de supernova. Si esto ocurriese, Betelgeuse sería tan brillante en nuestro cielo como la Luna llena, siendo visible incluso durante el día. Como curiosidad, Betelgeuse se encuentra a 600 años-luz de la Tierra. Eso quiere decir que lo que estamos viendo ocurrió en realidad hace 600 años (alrededor del año 1420, finales de la Edad Media). Impotencia de la Física: no podemos saber exactamente cómo es Betelgeuse hoy y si ya ha explotado como supernova, solo lo sabremos dentro de 600 años. ¡Habrá que seguir de cerca este fenómeno! Más información en los siguientes enlaces:

Lanzamiento del telescopio espacial Cheops

Recreación del telescopio espacial Cheops en órbita. Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA)

El 17 de Diciembre de 2019 asistimos al lanzamiento de la nueva misión de la Agencia Espacial Europea (ESA): el telescopio espacial Cheops. Aunque la misión ha distado mucho de ser faraónica en cuanto a su coste (a pesar de su nombre), ya que es una misión tipo S (por small) de la agencia europea con un presupuesto total de 50 millones de euros (la mitad de lo que le costó Gareth Bale al Real Madrid), sus objetivos científicos son muy ambiciosos. El papel de Cheops consistirá en caracterizar de forma muy precisa las propiedades de planetas extrasolares, desde planetas gigantes como Júpiter hasta planetas rocosos como la Tierra. La virtud del telescopio radica en la precisión que alcanza a la hora de medir la cantidad de luz (fotones) que nos llegan desde una estrella y la rapidez con la que es capaz de hacerlo. Para que os hagáis una idea, Cheops sería capaz de detectar desde más de 30 kilómetros de distancia una mosca en una de las ventanas del Empire State. De esta forma, Cheops medirá el tamaño de los planetas por el método de los tránsitos, estudiará su atmósfera observando las fases de los planetas (igual que las fases de la Luna) e intentará buscar otros objetos más exóticos como lunas o troyanos alrededor de estos mundos extrasolares. Uno de sus máximos impulsores y Director Científico de la misión es Didier Queloz, co-descubridor del primer planeta alrededor de una estrella como el Sol que ha sido laureado este año con el Premio Nobel de Física 2019. Cheops comenzará las observaciones en este mes de Enero y empezará a producir los primeros resultados a lo largo de este año. Así que todos atentos! Os dejo aquí también el vídeo del lanzamiento:

Planetas de algodón

Veinticinco años después del descubrimiento del primer planeta alrededor de una estrella como el Sol, ahora sabemos que los planetas son como los jarrones hechos a mano: no hay dos iguales. Pese a haber encontrado más de 4000 planetas orbitando estrellas diferentes a nuestro astro, sus propiedades nos siguen sorprendiendo sobremanera. La última exclamación de la naturaleza ha llegado en forma de planetas con una densidad extremadamente baja. Tan baja que su densidad es la misma que la de un algodón de azúcar de las ferias. Es decir: gigantes pero delgados. Esto ha sido posible gracias a observaciones del telescopio espacial Hubble en las que se ha medido de forma muy precisa el tamaño y la masa de los planetas Kepler-51b y Kepler-51d. En este descubrimiento, los investigadores especulan con la posibilidad de que sea la juventud del planeta (tan solo 500 millones de años comparado con los 4600 millones del Sistema Solar) el culpable de esta baja densidad. Al menos en el caso de Kepler-51b, el paso del tiempo erosionará buena parte del gas que lo forma, haciéndolo más pequeño y por ende más denso y “normal”. En el caso del segundo planeta, lo más probable es que su lejanía a la estrella le permita mantener sus propiedades actuales. Lo relevante de este estudio es que nos muestra un proceso de evolución planetaria que no habíamos visto hasta ahora. Más información en este enlace (en inglés).

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2 thoughts on “Descubrimientos del mes: Diciembre/2019”

  1. Como siempre, información astronómica relevante, de manera sencilla y clara. Enhorabuena jlillo.

  2. Como siempre, información astronómica relevante, de manera sencilla y clara. Enhorabuena jlillo.

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